Con un recorrido por las remodeladas instalaciones y un diálogo con los profesionales de la salud que están en la primera línea del combate contra el COVID – 19 en Boyacá, el gobernador Ramiro Barragán dio inicio a la operación de la clínica María Josefa Canelones de Tunja, cumpliendo así el compromiso adquirido con los boyacenses al inicio de la pandemia.
La clínica, que temporalmente será la Unidad de Enfermedades Respiratorias adscrita al hospital San Rafael de Tunja, cuenta con urgencias, hospitalización, 24 camas de cuidados intensivos y 26 para otras enfermedades respiratorias, entre otros servicios básicos y especializados, así como personal médico de primer orden.
De esta manera, Boyacá es uno de los pocos departamentos del país que logra tener un lugar específico y con los más altos estándares técnicos destinado a pacientes afectados por el coronavirus.
A lo anterior se suman las 66 UCI con que contaba el departamento, las 116 con que se comprometió el Gobierno nacional luego de la gestión realizada por el Gobierno seccional y las 30 más adquiridas con presupuesto departamental, lo que significa que Boyacá contará con 236 UCI en sus principales hospitales.
“Hoy Boyacá cumple una gran meta en medio de esta gran crisis generada por el COVID-19: El departamento va a contar desde este momento con uno de los centros especializados más importantes del país en medio de la pandemia”, afirmó el gobernador Barragán.
Así las cosas, aún cuando Boyacá es una de las regiones menos golpeadas por la pandemia (20 entre las 33 jurisdicciones reportadas a diario con solo el 0.37 por ciento de los casos totales) gracias a las medidas implementadas por el mandatario seccional como el cierre de fronteras que realizó en marzo del presente año y que sirvió de ejemplo para otras regiones del país, la entrada en funcionamiento del centro hospitalario garantiza la atención de los afectados hacia futuro y asegura una alta capacidad profesional previendo las semanas y los meses venideros.
La clínica
El centro hospitalario fue adquirido en 2019 por el gobierno de Carlos Amaya en momentos en que estaba abandonado y está destinada para ser una unidad materno infantil. Sin embargo, ante la contingencia del covid-19, el gobernador Barragán, la reasignó temporalmente para atender a pacientes afectados por la pandemia.
Su puesta en funcionamiento es hoy el símbolo de lo que significa para una región construir sobre lo construido y la prueba de que cuando lo público es bien manejado funciona en óptimas condiciones y salva vidas.
“Quiero resaltar el trabajo del ingeniero Carlos Andrés Amaya, quien en el gobierno anterior adquirió estas instalaciones para la unidad materno infantil, sueño al que volveremos cuando la pandemia termine”, agregó el mandatario regional.
La destinación de recursos asciende a 25.000 millones de pesos con los que el gobierno departamental anterior adquirió las instalaciones más 3.400 millones destinados a dotación biomédica y tecnología de punta, entre otras millonarias inversiones realizadas en conjunto con el hospital San Rafael.