El boricua, ganador de cinco Grammy Latinos, habla de su visión de los géneros y su nuevo tema.
El reto era conversar durante media hora con Luis Fonsi sin decir la palabra ‘despacito’. Parecía difícil, pero no lo fue. El cantante puertorriqueño tiene muchas otras cosas que decir que no tienen que ver con la poderosa catapulta que fue para su carrera esta canción.
Antes de que el videoclip de este tema se convirtiera en el más reproducido en la historia de YouTube (6.989 millones de vistas, unos 700 millones menos que la población mundial), Luis Alfonso Rodríguez (Puerto Rico, 1978) ya llevaba dos décadas haciendo música. Y no precisamente en el anonimato: su álbum debut, Comenzaré, de 1998, logró que Billboard lo mencionara como artista revelación.
Sus siguientes dos discos, lanzados a principios de los 2000, vendieron 100.000 copias cada uno y canciones como Nada es para siempre y No me doy por vencido se convirtieron en íconos de la balada pop de la década.
Su último disco, Vida, tuvo muchos éxitos aparte de su gran himno con Daddy Yankee. Nada de ese gran estallido habría sido posible sin la mano de los productores colombianos Andrés Torres y Mauricio Rengifo. Pero no es la primera vez que Fonsi trabaja con gente de acá, pues Kike Santander también ha participado en sus discos.
Tampoco la última, porque Torres y Rengifo también están haciendo su nuevo álbum y ya produjeron Perfecta, la canción que se está estrenando con Farruko y que fue el pretexto para que el boricua conversara con EL TIEMPO.
Mi viaje musical ha sido muy mixto. Como cualquiera, crecí oyendo la música que oían mis padres. Tenían dos lados: uno salsero y uno romántico. Creo que, hasta hoy, la salsa es la música que más se oye en mi casa. Pero también les gustaban José José y otros grandes baladistas. En los 80 empecé a oír rock y me mudé de Puerto Rico a Estados Unidos. Me interesé por el R&B. Aunque, como me alejé de mi país físicamente, sentí una necesidad por no hacerlo también culturalmente. Me aferré a la salsa y a esos ritmos. Así que, como oyente, nunca he tenido un género favorito. Cuando hacía casetes de compilación de canciones incluía todos los géneros. Siempre he dicho que sería el peor DJ del mundo, porque te pondría una balada después de una salsa y, después, un rock.
Mi viaje musical ha sido muy mixto. Como cualquiera, crecí oyendo la música que oían mis padres. Tenían dos lados: uno salsero y uno romántico. Creo que, hasta hoy, la salsa es la música que más se oye en mi casa. Pero también les gustaban José José y otros grandes baladistas. En los 80 empecé a oír rock y me mudé de Puerto Rico a Estados Unidos. Me interesé por el R&B. Aunque, como me alejé de mi país físicamente, sentí una necesidad por no hacerlo también culturalmente. Me aferré a la salsa y a esos ritmos. Así que, como oyente, nunca he tenido un género favorito. Cuando hacía casetes de compilación de canciones incluía todos los géneros. Siempre he dicho que sería el peor DJ del mundo, porque te pondría una balada después de una salsa y, después, un rock.