Cuando se habla de Rafael Pombo, uno de los poetas fundamentales de la tradición colombiana, los primeros referentes que vienen a la mente son nostálgicos y hacen referencia a los personajes entrañables de la infancia que todos recitamos en los tiempos del colegio.
“El hijo de Rana, Rinrín Renacuajo / Salió esta mañana muy tieso y muy majo”. “Simón el Bobito llamó al pastelero: ¡A ver los pasteles, los quiero probar!”. “Érase una viejecita / Sin nadita que comer / Sino carnes, frutas, dulces, / Tortas, huevos, pan y pez”.
No obstante, como lo describe el poeta y gestor cultural Federico Díaz-Granados, quien estuvo a cargo del prólogo y la selección de poemas para la más reciente antología de Pombo, que acaba de ser publicada por Seix-Barral, “es importante que recuperemos a un Rafael Pombo total. Para mí, fue el último poeta nacional. Que le da identidad y cohesión a todo el país, y eso ocurre por sus poemas y cuentos infantiles que recitamos desde La Guajira hasta el Amazonas, pues entra una nostalgia fuerte de lo colombiano”.
Pero esta antología cumple otro propósito: “Pombo escribió más de 1400 poemas, no le tuvo miedo a ninguna forma o tema: podía entregarse a la traducción de tradiciones británicas o nórdicas, y traerlas al contexto bogotano. Podía hacer una obra completamente nihilista, como ‘De Tinieblas’, o podía hacer un poema de ocasión para un amigo que se iba a casar, o un poema a la Virgen María, o un poema político, en fin, entonces es un poeta muy desigual y prolífico. Por eso es importante que cada generación lo revisite. En esta obra hemos seleccionado esos poemas que creemos que son los que más merecen ser conocidos y recordados, según el criterio de quien hace la edición”.