La educación va a ser algo muy importante si queremos tener un futuro viable
. Pero hay nuevos aspectos que han de ser incluidos en la de las nuevas generaciones y, dada la evolución rapidísima del cambio climático, ya se vislumbra que nuestra cultura sobre la energía ha de cambiar. Se acercan grandes transformaciones que van a afectar a prácticamente todos los sectores productivos y de negocios. En la Unión Europea la mayoría de los países ya han puesto en marcha la cuenta atrás para el abandono gradual de los combustibles fósiles.
El planeta ya no se puede permitir la cultura del alto gasto de energía como ejemplo de alto nivel de vida.
La muy reciente polémica –que solo acaba de empezar– sobre los precios de la electricidad (hoy, un bien básico) es solo un ejemplo de lo que va a pasar. Pasan a primer plano conceptos como la ‘pobreza energética’ que, según la definición de Cruz Roja, es “la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía.”