Como un hecho histórico para el municipio de Chiquinquirá calificó el gobernador Ramiro Barragán Adame la puesta en marcha del primer pozo profundo que surtirá de agua potable a más de 60.000 personas que, constantemente, se ven afectadas por la ausencia de este preciado líquido en la ciudad.
El pozo de 1.400 metros de profundidad fue construido en el Parque Juan Pablo II y garantizará el suministro durante varias décadas para los habitantes de esta población que, por años, sufrieron durante la temporada seca por cuenta del desabastecimiento de agua.
“Fuimos testigos de las primeras pruebas de bombeo y succión. Lo primero que verificamos es la capacidad y cantidad de agua que hay para proveer el servicio, sin embargo, debemos seguir haciendo pruebas porque los primeros segundos mostró un buen caudal, pero después disminuyó, situación que demuestra que existe un problema técnico, así que regresaremos en unos días para corroborar que se hayan tomado los correctivos que permitan un mejor nivel de succión de agua hasta llegar a lo requerido para la ciudad de Chiquinquirá”, expresó el gobernador Ramiro Barragán.
En este pozo, que se convierte en el más profundo del país y de América del Sur, la Gobernación de Boyacá realiza una inversión cercana a los 15.000 millones de pesos, inversión que, según expresó el mandatario, vale la pena porque dejará proyectado el servicio de acueducto a 30 años.
“Por supuesto que, con un buen trabajo y mantenimiento, un pozo de estas características debe durar muchos más años. Está estipulado que en, aproximadamente, seis meses se pueda poner en funcionamiento, aunque puede ser menos o puede ser más”, manifestó el mandatario.
Héctor González, interventor del Consorcio Interacua, manifestó que durante la primera prueba se hizo una fase exploratoria a 1.800 metros, donde se determinó un diseño final del pozo para su revestimiento a 1.374 metros.
“Se espera, a partir de la prueba de bombeo, lograr un caudal de mínimo de 60 litros por segundo que va a servir como contingencia en épocas de sequía para mitigar las condiciones que registra el acueducto urbano. Inicialmente, en la fase en la que estamos, se va a hacer una prueba de bombeo y se determinará el análisis físico-químico para, de acuerdo con eso, mirar qué tratamiento va a requerir”, puntualizó González.
Aseguró que es posible que el agua del pozo profundo no requiera de un tratamiento tan complejo como el agua que se está llevando actualmente del río Suárez, ya que existen probabilidades de que se encuentre en óptimas condiciones para el consumo humano.