Al son del acordeón, la caja vallenata y la guacharaca, 104 niños y 90 niñas de Valledupar se presentaron como los nuevos embajadores del folclor vallenato.
Esto, gracias a las becas otorgadas por Claro por Colombia, estrategia de sostenibilidad de Claro, y la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata (FFLV). Estas becas hacen parte de la iniciativa ‘Los niños y las niñas primero con la tecnología’, cuyo objetivo es fortalecer sus habilidades para la vida a través del aprendizaje del arte y la cultura del vallenato, y las digitales con las oportunidades que brinda la tecnología.
“El vallenato es nuestra cultura, es lo primordial en Valledupar y prácticamente en el Cesar. Eso se lleva en los genes y en la sangre, aquí los niños nacen cantando y tocando vallenato”, explicó Alquiver Diaz Peñaloza, padre de familia
Por ello, cuenta Diaz, su familia deseaba con ansias que los niños siguieran esa dinastía musical y pudieran ser beneficiarios de estas becas musicales. A su hija, María Juliana Diaz Martínez, le gusta cantar vallenato y a su hijo, Manuel Díaz Martínez, le apasiona tocar acordeón. De hecho, en las reuniones familiares no es extraño verlos tocar juntos.
“Hoy tenemos la satisfacción de entregar una nueva generación de niños embajadores de la tradicional música vallenata en Colombia y en el mundo, quienes, superando circunstancias adversas como el desplazamiento, la violencia o la migración, encontraron una nueva oportunidad a través de la tecnología, la educación, el arte y la música para transformar sus vidas”, afirmó María Consuelo Castro, gerente de Claro por Colombia, durante el evento realizado el 29 de abril en la Institución Educativa Francisco Molina Sánchez.
Según explicó Roberto Ahumada Moreno, director de la Escuela Talento Vallenato Rafael Escalona, “esto se hace con el objetivo de fortalecer la oralidad, nuestra riqueza, nuestra música tradicional y la transmisión de saberes de generación en generación cultivando nuestro arte”.
Por ello, desde el año 2012, cuentan con Claro como un aliado estratégico, y crearon una escuela itinerante. Es decir, “llevamos los procesos de formación a donde está la semilla, que son los niños, y vamos a las diferentes instituciones educativas de población vulnerable en las diferentes comunas de Valledupar”, precisó Ahumada.
Durante un año, los estudiantes de las instituciones educativas Francisco Molina y Milciades Cantillo hicieron parte de la iniciativa ¡Los niños primero con la tecnología!, como un medio para fortalecer sus valores y habilidades para la vida, y que puedan tener las herramientas que les permitan tomar mejores decisiones ante contextos difíciles y de vulnerabilidad.
Por su parte, a Wilman Enríquez Corzo le gusta tocar la guacharaca y componer canciones, es padre de tres hijas, de 24, 21 y 10 años, quienes también heredaron el talento musical.
“La mayor se presentó por primera vez en el Festival Vallenato como acordeonera hace 4 años y ocupó el segundo lugar. Y la menor, Angie, está en clases de acordeón, gracias a las becas”.
Precisamente, Angie Corzo comentó que le gusta practicar el acordeón todos los días por cerca de dos horas. Y añade que lo que más le gusta del vallenato es la puya y, por eso, es lo que más toca en el acordeón.
“Aprendí a tocar en la academia, es una gran oportunidad que nos están dando porque quiero ser acordeonera cuando sea grande”, explicó Angie.
La participación de las niñas cada vez es mayor, actualmente el 46 por ciento de los beneficiados han sido niñas. “Esto demuestra que la música vallenata cada vez más se la están tomando las mujeres”, aseveró Ahumada.
Adicionalmente, los pequeños recibieron capacitación para acceder a las plataformas virtuales y gratuitas, recomendadas por Claro por Colombia, PruébaT y Aprende.org de la Fundación Carlos Slim, para tener la oportunidad de aprender con contenidos como: El mundo de los textos, Razonamiento Científico, Multiplicación y División, Ecuaciones matemáticas, y Pensamiento Lógico Matemático, entre otros.
“La tecnología no es solo estar pendientes de las redes sociales, queremos cambiar la mentalidad sobre el potencial las plataformas digitales, que se visibilice como una herramienta educativa y de trabajo, y no solo de entretenimiento”, precisó Ahumada. Por ello, los niños, las niñas y los padres de familia lograron capacitarse en diferentes áreas, ya sea para reforzar sus saberes académicos en áreas como matemáticas, lenguaje y ciencias, o en el caso de los padres de potencializar sus habilidades laborales para mejorar su perfil ocupacional para el empleo o el emprendimiento.
De hecho, los padres de familia se encuentran muy complacidos con la oportunidad. “Para mí es un muy buen aporte que le hacen a la música vallenata, sobre todo a los niños. La enseñanza que se les da es muy buena, ayuda a formarlos en su carrera musical y con los cursos virtuales ayudan a reforzar toda esa enseñanza que se les da en la casa y el colegio”, comentó Alquiver Díaz, padre de familia.
Wilman Corzo, también padre de familia, añadió: “El vallenato es muy fuerte porque identifica la música de Valledupar, nos representa en muchas partes tanto en el país como por fuera”.
A la fecha, son más de 1.300 niños becarios en los últimos ocho años, quienes han recibido las becas y, con ello, han accedido a la formación en valores y habilidades musicales y para la vida gracias a este convenio.