El delantero colombiano sentencia al Athletic con un gol en el descuento (1-2)
Falcao lo volvió a hacer. Su fichaje por el Rayo ha sido oro molido para el equipo vallecano. Salió unos minutos al césped en San Mamés y volvió a amargarle la noche al Athletic, como en Bucarest, en la final de la Europa League hace ya una década, pero el instinto goleador, al margen de las lesiones que le han tenido apartado de las áreas, no se esfuma tan fácil. En un minuto, con el descuento del partido llegando ya a su final, provocó una falta de Iñigo Martínez, una tarjeta amarilla al central rojiblanco, y remató de cabeza, con su estilo inimitable, el centro de Bebe para darle la victoria a su equipo. En Bucarest le dio un disgusto a Iraola; esta vez, una alegría.
El Rayo Vallecano de Iraola empieza a coger forma, pese a su modestia, el presupuesto ajustado y los cíclicos conflictos entre su presidente y la afición. Entró al campo con personalidad, sin arrugarse y tratando de dar donde más duele, y lo dio enseguida, cuando Guardiola le birló la pelota a Vesga, que se quedó dormido, y le metió un balón de gol a Álvaro, que batió a Unai Simón en su salida. Era el minuto 5, con todo por hacer, pero con muchas cosas ya hechas por el Rayo ante un Athletic que se desconcentró con el gol y no encontró el camino hacia la portería de Dimitrievski. Jugaban los madrileños con soltura y los bilbaínos —con muchos cambios en la alineación—, encorsetados, agarrotados, por mucho que Muniain tratara de imponer un orden lógico a las cosas. Al portero del Rayo sólo le llegaban cesiones y balones perdidos por el Athletic, que mediada la primera mitad, por fin consiguió encadenar un ratito de llegadas al área, apretando al Rayo.