Las mujeres campesinas han desempeñado un papel fundamental en la construcción y sostenibilidad de una comunidad agrícola que lucha por ser próspera, por transmitir su sabiduría ancestral y mantener vivas las tradiciones y costumbres que definen nuestra identidad.
En palabras de Marina Bautista, alfarera de tradición, “lo mejor de estos talleres es que uno conoce mucha gente, se siente contento de poder compartir con ellos y enseñarles las alfarerías que no saben hacer, cómo se trabajó y cómo se trabaja esta artesanía. Es un orgullo poderles enseñar y que conozcan cómo ha sido el proceso de la alfarería en el municipio de Ráquira, de donde yo vengo. El pueblito más lindo de Boyacá, un pueblito artesanal, que se ha convertido en un sitio turístico gracias al legado patrimonial de la artesanía, con el cual me identifico”.
Sin lugar a dudas, más allá de su labor en el campo y su compromiso innato con la preservación cultural, las mujeres campesinas boyacenses han desafiado estereotipos de género y han asumido roles de liderazgo en sus comunidades, desde los cuales impulsan proyectos de desarrollo local, cooperativas agrícolas y organizaciones comunitarias, cuyo objetivo principal es fomentar la educación, la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Por esa razón, día a día demuestran su capacidad de adaptación y resiliencia en una lucha constante por proyectar sus saberes.
“Escogí la cocina tradicional porque quería conocer más a fondo de esta cultura que se ha perdido. Me inquieta saber cómo se prepara y todo lo que conlleva, no solo poder probar algo, sino todo lo que hay detrás con las personas y las relaciones. Pienso que la parte natural y cultural que trae consigo la cocina ancestral es clave y contribuye a nuestra salud. Además, es muy importante conservar las relaciones personales con el alimento: su olor y su sabor, porque como jóvenes debemos preservarlo en medio de un presente que nos ha traído inmediatez y deja de lado los procesos”, compartió Jazmín Hernández, participante del evento.
Es imprescindible reconocer y valorar el aporte de las mujeres campesinas boyacenses a los paisajes culturales de la región. Sus conocimientos, experiencia y esfuerzos incansables son fundamentales para la sostenibilidad agrícola, la preservación del patrimonio cultural y el desarrollo integral de Boyacá. Así, lo manifiesta Carol Ruiz, diseñadora industrial e investigadora: “pienso que el FIC este año ha escogido un tema maravilloso, que son los paisajes culturales y cómo estos se forman por todo lo que se hace desde los mismos; no es solo lo que se ve, sino la forma en la que los interpretamos, los vivimos y nos hacemos parte. Hoy vemos cómo a través de los oficios se crea y se transforma el paisaje”.
Lo anterior, se da en el marco de un esfuerzo conjunto con el gobierno departamental en pro de generar el camino propicio para el desarrollo de la recién aprobada ‘Política Pública de Mujer Campesina y Rural’.